Los siete hermanos Vivancos no solo bailan en el escenario, también tocan intrumentos, hacen acrobacias en las que se juegan la vida y demuestran sus conocimientos de artes marciales, todo ello con un gran sentido del humor. Al menos, eso es lo que hemos comprobado en su espectáculo Nacidos Para Bailar, que estrenaron en Madrid en 2017 y que han paseado después con gran éxito por todo el mundo.

¿Por qué elegisteis Madrid para el estreno mundial?
Judah: Tuvimos que elegir entre Madrid y Barcelona, y en Madrid nos daban fecha antes. Además, Madrid es nuestra casa.
Israel: Hemos vivido diez años en Madrid y es una ciudad que nos encanta, el público y la crítica siempre nos han recibido súperbien aquí, y… ¡qué mejor sitio que Madrid!
Josué: Siempre hemos estrenado todos los espectáculos primero en Madrid y luego en Barcelona.
Elías: También estaba un poquito el reto, porque Madrid no es una ciudad fácil para un estreno, hay muchos espectáculos. En la Gran Vía compites con montajes de mucha calidad y venir aquí, medirte con ellos y que salga bien es ya una garantía de que va a salir bien en otros sitios.
Me imagino que el objetivo de este espectáculo era superar a sus antecesores, 7 Hermanos y Aeternum ¿lo habéis conseguido?
Judah: Eso lo tendré que juzgar el público. Nosotros lo hemos puesto todo, eso lo podemos asegurar.

¿Dejáis algún resquicio para la improvisación o en el escenario todo se ejecuta con precisión milimétrica?
Judah: Hay mucha precisión porque todo está metido en la banda sonora y va sincronizado. Y cuando bailamos juntos tenemos que estar muy coordinados con los demás. Pero sí que hay momentos de solos y a capella que ahí si nos damos algún capricho de hacer alguna improvisación.
¿Cómo está respondiendo el público?
Elías: La verdad es que el público está respondiendo muy bien, estamos contentos porque con nuestro anterior trabajo, Aeternum, hubo una acogida muy buena y estaba el listón muy arriba. Nacidos Para Bailar es un espectáculo muy arriesgado, hemos probado cosas que no habíamos hecho nunca, algunas incluso peligrosas en las que nos jugamos nuestra integridad física. Hay un momento en el que mi hermano Israel está colgado de unos hilos tocando la flauta cabeza abajo y otro en que mis hermanos Judah y Josué están bailando en equilibrio en cada extremo de una balanza. Son cosas con las que soñamos y que luego fuimos dando cuerpo en la escenografía, y ver que el público disfruta el espectáculo es un placer.
¿Os importan o afectan las críticas, más allá del efecto que puedan tener en taquilla?
Elías: De momento, de esta obra sólo ha habido buenas críticas. Alguna vez sí que hemos tenido alguna crítica más regular y bueno, todos tenemos nuestro ego y a nadie le gusta que no se le reconozca el esfuerzo y lo que hace, pero intentas no darle tampoco más importancia de la que tiene. Lo que cuenta es el trabajo bien hecho, ser sincero y no vender humo al público. A la gente que viene aquí le cuesta un esfuerzo comprarse la entrada, y si tú sabes que estás haciendo una cosa de calidad y dejándote la piel en el escenario, con eso ya puedes estar tranquilo. Luego ya hay gente que le gusta más o menos, pero para gustos, los colores.
Making of de la campaña de Los Vivancos para ES Collection.
Un largo camino detrás
Al contrario que muchos grupos musicales y compañías de danza, que se separan para seguir sus carreras en solitario tras conseguir el éxito, vosotros primero iniciasteis carreras por separado y luego os juntasteis ¿Fue una decisión premeditada?
Judah: Sí, estaba bastante premeditado. Si hubiéramos montado directamente un espectáculo recién graduados en la escuela, probablemente lo habríamos hecho bien, pero sabíamos que si cogíamos formación en las mejores compañías del mundo con los mejores coreógrafos y los mejores directores, esa experiencia nos daría un bagaje que no teníamos cuando salimos de la escuela. Por eso decidimos separarnos para luego hacer esto.
Uno de vuestros primeros trabajos fue la gira de la cantante pop francesa Mylene Farmer ¿cómo surgió esa colaboración?
Josué: Nosotros actuábamos eventualmente en televisión allí en Francia, ella lo vió y nos propuso colaborar. Nos mandó unas músicas, le montamos unas coreografías y le gustaron. Así que nos llevó con ella y bailamos en su gira.
Elías: Fue a principios del 2006, el grupo estaba recién formado. Fue una experiencia muy buena. Le gustó muchísimo nuestro trabajo, entendió muy bien nuestra forma de trabajar.
Los Vivancos con la Madonna francesa, Mylene Farmer, cerrando uno de los conciertos que dio en París durante su gira Avant Que L’Ombre de 2006.
¿Queréis añadir algo a todo lo que ya se ha dicho de vuestra frustrada experiencia eurovisiva con Melody?
Israel: Bueno, simplemente pedimos unas condiciones y no nos las dieron. Era un escenario pequeño, no podíamos ir los siete porque sólo cabían cinco bailarines. Nosotros cuando hacemos algo lo hacemos al cien por cien, perfecto, y en ese caso nos pedían al cuarenta por ciento. Las condiciones eran malas, así que decidimos no hacerlo.
Josué: Simplemente prometieron cosas que luego no cumplieron.
Elías: Sí, lo que nos dijeron para convencernos de participar era que se iba a apostar por una propuesta de muchísima calidad, al contrario de otras cosas que se habían hecho. Eso nos interesó, pero luego vimos que, en realidad, la calidad con la que a nosotros nos gusta trabajar no estaba ahí. Y antes de hacer una cosa mediocre, nos retiramos. Pero no tuvo que ver con Melody, que es una artista estupenda y le deseamos lo mejor, sino con la organización.

Por algún motivo que se me escapa, tenéis mucho éxito también entre el público gay ¿algún mensaje para los que van a ir veros en países en los que no es tan fácil serlo como en España?
Elías: Hemos actuado en muchos países que no son tan abiertos como España: Rusia, Emiratos Árabes,… Aquí, gracias a Dios, hay una normalidad. ¿Qué puedes decir? Bueno, en el conservatorio había quien nos decía que no se podía bailar y hacer acrobacias a la vez y nosotros, en cambio, hemos podido vivir la vida que hemos escogido, que es ésta, y el estilo de arte que hemos decidido, que es éste. Eso debe extenderse sobre todo a la vida personal de cada uno, y todo el mundo tiene que poder elegir quién es, cómo vive y lo que hace. No creemos que en estos países se deba reprimir a nadie, pero si vienen a ver el espectáculo, esperamos que lo disfruten y les mandamos mucho ánimo.
MÁS ENTREVISTAS





