El ilustrador libanés Salem Beiruti lleva cuatro años viviendo en Madrid. Gracias a su larga experiencia en el mundo del diseño y el arte conceptual, ha creado un universo propio poblado por leñadores, marineros, personajes mitológicos y chicos malos que, además de alegrarnos la vista, nos descubren una nueva y excitante manera de representar la fuerza y la sensualidad masculinas.
¿Cómo llega un artista libanés a instalarse en Madrid?
Bueno, la primera vez que visité Madrid fue en 2012. En aquella época yo vivía en Jordania y trabajaba en una agencia de publicidad. Tras unas cuantas visitas, decidí mudarme aquí en 2013.
¿Por qué Madrid y no otra ciudad?
La verdad es que Madrid no estaba en mis planes. Ni siquiera sabía que acabaría dedicándome a la ilustración digital. Tomé la decisión de venirme aquí por amor, y esa decisión cambió mi vida personal y profesional por completo. Pero no me arrepiento en absoluto de haberlo hecho.
O sea, que te gusta Madrid.
Me encanta Madrid. Los dos primeros años fueron muy intensos para mí porque no hablaba nada de español, pero cuando empecé a hablarlo y a poder comunicarme, todo fue a mejor.
Los secretos de su arte
¿Cómo y cuándo empezaste a hacer esas ilustraciones con ese estilo tuyo tan característico?
Al principio empecé a contactar gente por Instagram y hacer versiones de sus fotos. Cuando publicaba mis obras, tenían éxito, a la gente le gustaba mi estilo, así que empezaron a enviarme fotos ellos.
¿Cuál es tu método de trabajo?
Parto siempre de una foto, pero luego empiezo a dibujar de cero. Cuando conozco al modelo en persona es mucho más fácil. A veces tomo mis propias fotos. Otras veces, cuando el modelo vive fuera, uso sus fotos, pero siempre hablo con todos ellos para hacerme una idea de su personalidad. A partir de ahí creo el boceto para hacer la composición.
Con todo ese material has sacado Morphosis, tu primer libro de ilustraciones.
Sí, este libro es uno de mis sueños hechos realidad. Me contactaron de la editorial alemana Bruno Gmünder porque les gustaba mi trabajo y querían hacer un proyecto conmigo. Me invitaron a sus oficinas en Berlín y allí surgió la idea de preparar un libro recopilando mis mejores trabajos de los últimos dos años. Conseguí la financiación a través de crowdfunding con Kickstarter gracias a mi familia, mis amigos y mis seguidores.
¿También haces retratos por encargo?
Sí, hago muchos trabajos exclusivos para el cliente que no se publican después.
De la pantalla al lienzo
Llevas ya varias exposiciones de tus obras aquí en Madrid.
Sí, cuando un amigo vio mis primeros trabajos, se los enseñó al dueño de un local que se llamaba Gastropub y fueron ellos los que me contactaron para hacer una colección completa del mismo estilo. Mi primera exposición fue allí y era de obras hechas con acuarelas y pincel, no digitales. En total, veinticinco retratos de hombres con barba.
¿Sólo pintas hombres con barba?
La inmensa mayoría, aunque a veces hago alguna excepción, je, je.
A esa exposición le siguieron otras en locales de Chueca, ¿no?
Sí, luego hice dos exposiciones en el Bar Enfrente, en Chueca, con obras de chicos en posturas más eróticas, más de leather, fantasías, fetish, etc.
¿Más explícitas?
No mucho, mis creaciones nunca son totalmente explícitas sino sugerentes. Una obra puede ser explícita si estoy trabajando sobre un proyecto exclusivo, pero no como estilo a seguir en mi trabajo.
Tu última exposición en Mamá Inés ha estado abierta durante todo el World Pride 2017 y seguirán estándolo hasta finales de este mes de julio ¿por qué hay que ir a verla?
Bueno, ésta es mi cuarta exposición en Madrid, pero es la primera en la que los cuadros están expuestos a la luz en vez de en locales nocturnos. Para esta exposición he elegido obras inéditas impresas sobre lienzo y están numeradas, dedicadas y firmadas. Algunas obras están ya vendidas, pero todas permanecerán expuestas hasta el final de la exposición.
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